A lo largo de mi trayectoria formativa, me especialicé en terapias contextuales o de 3ª generación, ya que me sentía más identificada con esta forma de entender el sufrimiento humano, y más coherente con su manera de trabajar. Sin enredarme mucho, te explico, súper breve y general, por donde podría ir tu proceso de terapia desde esta perspectiva;
Cada uno, a lo largo de nuestra historia vital y relacional, desarrollamos nuestras propias estrategias para huir del dolor, lo cual es muy humano. Sin embargo, existen ciertos tipos de dolor, como el emocional, que no son tan sencillos de esquivar. Y, de hecho, puedes tener la sensación de que, cuanto más empeño pones en paliarlo, más se cronifica. Y, lo peor, cada vez va teniendo un coste más grande en el resto de áreas relevantes de tu vida (amigos, pareja, familia, trabajo, ocio). La sensación en este punto puede ser de agotamiento, resignación, de estancamiento, de culpa o vergüenza por no saber reaccionar, de despersonalización (“esto no soy yo”), de conflicto interno…
Esto tiene que ver con que, esa emoción dolorosa, como toda emoción, tiene una función, ha venido aquí para algo. El problema es que no siempre es un mensaje claro y conciso, por lo que automáticamente tendemos a evitarlo y a no atender aquello que nos pide. Este será nuestro primer objetivo en terapia, identificar “la función del síntoma” en tus circunstancias actuales (o pasadas). Así, posteriormente, podremos trabajar en generar estrategias más adaptativas para responder a ese conflicto o atender esa necesidad. Esta es la buena noticia, aun siendo adultos, nuestro cerebro sigue siendo flexible para reaprender nuevas formas de tratarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean. El objetivo final es que, más que una vida al servicio de mitigar el dolor, puedas escoger una vida con más sentido para ti, con la que te identifiques.
Por supuesto, esto es una explicación general, tu caso tendrá sus particularidades y necesidades concretas, a las cuales nos adaptaremos. Entiendo que cada persona es la mayor experta en sí misma, y por lo tanto solo necesita los medios adecuados para poder dirigirse hacia donde quiere. En este sentido, considero que la relación que se crea entre paciente y terapeuta es el contexto ideal para aportar esos medios. Mi intención es crear un espacio cálido y seguro, sin juicios y ajustado a tus tiempos, donde se puedan “hacer prácticas” y reaprender patrones.